Implicaciones del concepto
de parques nacionales
para la planificación


Desde hace más de dos décadas, la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha promovido diferentes categorías de manejo para las áreas naturales protegidas. Aunque en todos los países latinoamericanos se encuentra una multitud de diferentes nombres, y diferentes categorías de manejo, el concepto de parque nacional ha sido sin duda el más asimilado y aceptado. Dicho concepto también ha servido como punto de partida para la conceptualización de planes de manejo, tanto para los parques nacionales en sí como para las demás categorías de áreas protegidas. Por lo tanto, se puede hacer una breve reseña de la historia, explicando las raíces de los parques nacionales y su concepto.

El concepto de áreas protegidas, en su forma moderna, fue inicialmente puesto en marcha como parte de un ordenamiento territorial en la segunda mitad del siglo XIX, con la declaración de los primeros parques nacionales en los Estados Unidos y Australia. Ambos países se encontraban en un proceso de distribución y privatización de la tierra, en el cual muchos territorios, que eran considerados deshabitados, fueron privatizados, prohibiéndose de este modo el acceso general y el control público de los mismos.
Como consecuencia, el Manifiesto de Yellowstone, una ley mediante la cual se creó el Parque Nacional Yellowstone en 1872, indica que


"queda reservada y separada de la colonización, ocupación o venta bajo las leyes de los Estados Unidos y dedicada y apartada para parque público o terrenos de recreo para el beneficio y disfrute del pueblo; y toda persona que se establezca u ocupe este parque ... será considerada infractora y por tanto será desalojada del lugar."7


La elección del término "parque nacional" se debe a que se entiende por "parque" un área que ha sido puesta bajo protección para el disfrute del pueblo. Por otro lado, la palabra "nacional" se utilizó para contar con una definición más precisa, puesto que un "parque nacional" debía describir un área que fuera propiedad de la nación y que estuviera administrada por el gobierno nacional.

La definición y el concepto de parque nacional, tal como fue aprobado por la Décima Asamblea General de la UICN celebrada en Nueva Delhi, India, en 1969, establece que:

"Un parque nacional es un área relativamente extensa, donde:

1. Uno o varios ecosistemas no hayan sido alterados materialmente por la explotación y ocupación humana; donde las especies de plantas y animales, las condiciones geomorfológicas y los hábitats son de especial interés científico, educacional y recreativo, o donde existen paisajes naturales de excepcional belleza;
2. Donde las autoridades centrales del país hayan tomado medidas para impedir o eliminar a la brevedad posible la explotación u ocupación en toda el área, y para garantizar efectivamente el respeto y la conservación de los valores ecológicos, geomorfológicos o estéticos, que dieron origen al establecimiento del respectivo parque nacional;

3. Donde las visitas son permitidas, bajo normas especiales, para los fines inspirativos, educativos, culturales y recreativos."8


    Esta definición y el concepto que está detrás da origen a dos grandes axiomas para los parques nacionales:


- que son áreas desocupadas,
- que existe una autoridad central en el país que tiene el poder de tomar medidas para garantizar
   efectivamente la conservación.

Estos axiomas, tener un área desocupada y una autoridad indiscutible - un gran número de los parques nacionales que se han creado no lo tienen - significan en la planificación para el manejo de un parque nacional, lo mismo que construir una casa sobre un terreno en el cual nadie se opone, siguiendo los siguientes pasos:


- evaluar el terreno (diagnóstico),
- definir por qué se va a construir la casa (objetivos),
- definir los cuartos y la función de cada uno (zonificación),
- definir programas para dar vida a la casa (programas de educación e interpretación),
- definir programas para proteger y defender la casa (programas de vigilancia y monitoreo),
- durante la construcción, preguntar a los vecinos si les gusta el estilo y si tienen alguna sugerencia para    hacerlo mejor (consulta pública).

Así se puede resumir en breve la planificación tradicional promovida durante mucho tiempo y la cual hoy en día sigue siendo utilizada por muchas agencias y organizaciones encargadas de la planificación y el manejo de parques nacionales. Esta planificación está basada en el modelo I de Carlos Matus, "Sistemas Determinísticos con Certeza", que seguramente da buenos resultados si realmente se cuenta con áreas desocupadas, una autoridad central con poder en el país y una situación en la cual nadie se opone a la construcción. En otras palabras, la planificación tradicional es aplicable en parques nacionales cuyas características cumplen con las exigencias del modelo determinístico. Sin embargo, como veremos a continuación, en la mayoría de los casos la situación de las áreas protegidas en América Latina es diferente y no cumple con tales exigencias, lo cual requiere buscar esquemas alternativos para la elaboración y ejecución de planes de manejo.

 

Condiciones marco
de las áreas protegidas
en América Latina


Las características particulares de las áreas protegidas en América Latina deben ser tomadas en cuenta en el momento de diseñar y aplicar estrategias de planificación para el manejo.9

Recordemos que en el concepto de parques nacionales y otras áreas protegidas existen supuestos básicos para su manejo:


- que son propiedad del estado,
- que son áreas desocupadas y espacios aislados,
- que cuentan con instituciones fuertes y centralizadas,
- que existen suficientes recursos humanos y financieros para su manejo,
- que hay apoyo político para la conservación,
- que hay leyes de áreas protegidas con preeminencia sobre otras leyes.

También se supone que existe un consenso y una aceptación social del concepto y de los objetivos de un área protegida. Sin embargo, en la realidad muchas áreas protegidas fueron establecidas desde escritorios, sin participación local, con una gestión centralista a partir de la cual la creación y el manejo del área correspondían a los intereses nacionales y no locales. A esto hay que sumar que, en cuanto a las categorías de manejo, la mayoría de las áreas protegidas eran, y aún siguen siendo tratadas como si fueran parques nacionales.

Las condiciones marco actuales de las áreas protegidas en América Latina se pueden clasificar en los siguientes grupos: administrativo/institucional, político/legal, socio-cultural y económico, biofísico/ecológico.

En el marco administrativo/institucional, en general, las instituciones encargadas del manejo de áreas protegidas cuentan con pocos recursos financieros y personal capacitado y se caracterizan por una estructura administrativa débil. Esta situación promueve un incremento en la dependencia de financiamiento de fuentes internacionales y un proceso de planificación y elaboración de planes de manejo llevado por consultores "externos", no involucrados directamente con el área protegida. Debido al carácter centralizado de las administraciones y a los conflictos interinstitucionales, en muchos casos existe un jefe de área sin o con poco poder de decisión, lo cual debilita la gestión y dificulta la generación de experiencia y capacitación del personal.

Las áreas protegidas en América Latina generalmente cuentan con un marco político/legal confuso, sin definiciones claras de las categorías de manejo ni de los límites de las áreas protegidas en sí. Esto ocurre porque, por un lado existe una pluralidad de políticas y leyes, muchas veces contradictorias; y por otro lado, las leyes que amparan las áreas protegidas no cuentan con igual grado de relevancia que otras leyes sectoriales o no se le reconoce dicha relevancia. A esto se suma el hecho de que las áreas protegidas no representan necesariamente una prioridad para el Estado, aunque existen muchos convenios y agendas políticas internacionales relevantes al tema. Además, hay un desconocimiento generalizado de la problemática de la tenencia de tierra que puede causar conflictos con comunidades tradicionales e indígenas y nuevos poseedores. Las debilidades del marco político y legal y los conflictos de intereses que existen con respecto al uso y objetivo del área protegida dificultan el proceso de modificación de leyes actuales y disminuyen las posibilidades de lograr un manejo participativo, eficiente y eficaz.

El marco socio-cultural y económico de las áreas protegidas en América Latina está caracterizado por la falta de recursos económicos en las comunidades locales, frecuentemente marginales, sometidas a procesos de colonización y al avance de la frontera agrícola. Existe además la falta de conciencia sobre la necesidad de conservar los recursos naturales y culturales del área protegida. Esto disminuye la participación de los actores, quienes a su vez tienden a priorizar el crecimiento económico por encima del uso sostenible de los recursos naturales. Sin embargo, se han notado cambios a favor de la conservación y hacia una visión del área protegida como foco de desarrollo sostenible. Entre otros, hay mayor divulgación y valorización de los servicios ambientales, un aumento en el intercambio entre el área protegida y su entorno y más habitantes a favor del área protegida. Esta última surge a partir de la creciente exigencia de reconocimiento de las relaciones sociales, culturales y económicas de las poblaciones locales, que conduce a mejoras en el nivel de participación y apropiación de los derechos y responsabilidades en la gestión del área protegida.

En el marco biofísico/ecológico afortunadamente todavía existen en América Latina grandes extensiones de áreas naturales intactas y vírgenes, pero que carecen de buenos inventarios de la biodiversidad existente. A la vez, existe una creciente presión sobre estos recursos, tanto nacional como internacionalmente, por una variedad de razones, desde fincas privadas y usos tradicionales de las tierras, y grandes compañías transnacionales farmacéuticas y madereras, hasta el aumento de la contaminación del aire y de los ríos, lagos, humedales y mares.

 

Principios y criterios
que orientan el manejo
de las áreas protegidas


Los retos planteados por la aplicación de estrategias tradicionales de planificación, frente a la realidad de las áreas protegidas en América Latina, exigen reflexionar sobre algunos de los supuestos que regían la planificación tradicional. Además, esto nos permite definir ciertos principios y criterios que sirven para orientar el manejo de las áreas protegidas hoy en día.

Principio de la integralidad en el ámbito espacial

Las áreas protegidas deben ser consideradas como parte integral de un contexto con dinámicas locales, regionales y nacionales que facilitan o limitan las posibilidades de conservación de los recursos naturales. La planificación debe darse entonces en varios niveles. En primera instancia a nivel del área protegida sobre la cual se enfocan las estrategias y el manejo. Por otro lado están las zonas aledañas (zonas de amortiguamiento, de vecindad, de influencia, etc.), cuya función principal es minimizar los posibles impactos ambientales negativos al área protegida, buscando la compatibilidad de las aspiraciones legítimas de desarrollo de los diversos actores con los intereses de la conservación a largo plazo. Y finalmente, se debe considerar su ubicación en el contexto de otras áreas protegidas, por ejemplo basado en la conectividad de espacios, formando corredores biológicos o como parte de una Reserva de la Biosfera.

Principio de la coherencia en el ámbito institucional

Debe existir coherencia entre los diferentes niveles de planificación y de gestión de las instituciones involucradas a nivel central, regional y local. Esto permite optimizar recursos y alcanzar uniformidad en la aplicación de políticas relevantes.
Principio de la integralidad y continuidad del proceso
Implica prestar atención a todos los componentes del manejo del área que afectan la implementación de lo planificado, como son la organización, la ejecución, el seguimiento, la evaluación y los ajustes a la planificación inicial (ciclo de manejo). La elaboración del plan es parte de su aplicación.

Principio del manejo con niveles adecuados de información

Se debe contar siempre con una base informativa adecuada para el nivel y la magnitud de la toma de decisiones. Esta información básica deberá ser comprensible para todos los involucrados en el proceso de toma de decisiones.

Principio de la función social de la conservación

Es indispensable reconocer y valorar la importancia de los actores sociales e institucionales en el manejo de áreas protegidas. Específicamente tomando en cuenta su vínculo histórico, identidad socio-cultural, uso de los recursos, sistema regulatorio ambiental presente en el área, expectativas, y la titularidad jurídica de su vínculo con el área protegida.

Criterio sobre el punto de partida

Los objetivos de conservación son el punto de partida del proceso de planificación porque establecen los parámetros que se utilizan para evaluar las relaciones entre el área y los actores sociales.

Criterio de la construcción colectiva

La construcción colectiva es la estrategia fundamental para lograr un consenso sobre el uso y futuro del área ya que involucra la gestión de otros actores. Todos los elementos del conflicto social-ambiental pueden ser discutidos entre los actores sociales e institucionales, para lo cual es necesario fortalecer las relaciones entre dichos actores.

Criterio sobre la voluntad política institucional

Debe existir la capacidad, el interés y la voluntad política institucional para promover e implementar procesos e instancias de participación.

Criterio sobre la metodología utilizada

No existen fórmulas ni métodos únicos para planificar y manejar áreas protegidas. Hay muchas metodologías que pueden ser aplicadas exitosamente de acuerdo al contexto institucional, al marco legal y al contexto socio-cultural del área. Conocer estas diferentes metodologías permite adaptarlas a cada caso particular. Inclusive permite crear nuevas metodologías; siempre y cuando se respeten los objetivos del manejo, para garantizar la coherencia, calidad y efectividad del mismo.

Criterio sobre el conocimiento del área

No es indispensable un conocimiento detallado y preciso del área para iniciar la planificación y el manejo. El proceso de elaboración y ejecución de los instrumentos de manejo llenará esos vacíos de información. Es una construcción de conocimiento y de aproximaciones sucesivas a la complejidad del área y su entorno.

Criterio de responder a los cambios externos e internos

La planificación y la ejecución, en conjunto, deben responder a los cambios externos originados por procesos sociales, económicos y políticos. También deben responder a los cambios internos del área protegida que implica la propia ejecución del plan. Para ello se requiere de un alto grado de flexibilidad y capacidad de adecuación durante la implementación del plan de manejo, lo que involucra el establecimiento de indicadores e instrumentos eficientes de monitoreo de la gestión del área protegida y su entorno.

Criterio de permitir estrategias de transición

La definición de estrategias de transición facilita el manejo de conflictos actuales, como pueden ser la ocupación, sistemas productivos no sostenibles, procesos degradativos de alto impacto, etc.

Criterio sobre el lenguaje en los documentos

El lenguaje utilizado en los documentos de planificación debe ser conciso, y de fácil entendimiento y accesible para los actores locales.

Criterio sobre la forma de presentación de los documentos

Los documentos de planificación deben cumplir los requisitos de flexibilidad. Por lo tanto deben contar con una estructura y formato que faciliten la edición e inclusión de información y permitan un "manejo" adecuado del plan en sí.

Criterio sobre el acceso a los documentos

Los documentos de planificación deberían estar siempre disponibles para todos los actores y deberían tener también un carácter de dominio público.

Estos principios y criterios que orientan el manejo de las áreas protegidas presentan una posible solución a las limitaciones y retos identificados por el uso de conceptos tradicionales de manejo en áreas protegidas en América Latina. Para un manejo más eficaz y eficiente en el futuro, el reto consiste en la implementación y aceptación de estos conceptos por parte de todos los actores involucrados.

 

¿Qué es un plan de manejo?


Durante el análisis de literatura se encontraron una variedad de aproximaciones y definiciones de plan de manejo. A continuación se presentan algunas de ellas:


- "Los planes de ordenación y manejo de los parques nacionales y monumentos naturales son el instrumento fundamental para la gestión y la conservación de los mismos, y contendrán en general las directrices, lineamientos y políticas para la administración del área, modalidades de manejo, asignación de usos y actividades permitidos…" (Venezuela, Decreto 276 del 9 de Junio de 1989)
- "El plan de manejo conduce y controla el manejo de los recursos protegidos, los usos del área y el desarrollo de los servicios requeridos para mantener el manejo y el uso señalados. Un aspecto central del plan es la especificación de objetivos y metas mensurables que guíen el manejo del área." (UICN, 1990)
- "Los planes de manejo son documentos que orientan el uso y control de los recursos de las áreas naturales protegidas." (Ledec, 1992)
- "El plan de manejo es un instrumento dinámico, viable, práctico y realista, que, fundamentado en un proceso de planificación ecológica, plasma en un documento técnico y normativo las directrices generales de conservación, ordenación y usos del espacio natural para constituirse en el instrumento rector para la ordenación territorial, gestión y desarrollo de las áreas protegidas." (Gabaldón, 1997)
- "El plan de manejo es un instrumento básico de planificación, técnico, regulador y propositivo, para la gestión de un área protegida." (Seminario-Taller Cochabamba, 1998)
- "...el plan de manejo puede ser definido como el documento técnico directriz de planificación, referido a la totalidad del área que se desea proteger, que contiene los antecedentes esenciales, objetivos de manejo, zonificación, y programas específicos de manejo, en los que se incluirán el detalle de sus actividades, normas y requerimientos para alcanzar los objetivos esperados." (Oltremari y Thelen, 1999)
- "El plan de manejo es un documento técnico mediante el cual, con fundamento en los objetivos generales de un área protegida, se establece su zonificación y las normas que deben presidir el uso del área y el manejo de los recursos naturales, inclusive la implantación de las estructuras físicas necesarias para la gestión del área." (Brasil, Ley 9985 del 18 de julio de 2000)
- "El plan de manejo es una herramienta de apoyo a la gerencia de un área protegida que establece las políticas, objetivos, normas, directrices, usos posibles, acciones y estrategias a seguir, definidas a base de un análisis tecno-político de los recursos, categoría de manejo, potencialidades y problemática, con la participación de los distintos actores involucrados y donde se concilian la conservación y el desarrollo de acuerdo a la capacidad de los recursos." (ANAM, 2000)


Para lograr los objetivos de conservación de las áreas protegidas, el proceso y las pautas de la planificación son muy importantes. Los planes de manejo, como uno de los productos de este proceso, son herramientas de apoyo y orientación. Específicamente, los planes orientan en tres dimensiones:


- en el espacio, diciendo qué se debe y/o qué no se debe hacer en un sitio o lugar determinado,
- en el tiempo, diciendo qué se debe y/o qué no se debe hacer en un momento dado,
- en el método, diciendo cómo se debe y/o cómo no se debe hacer.


Un plan de manejo se puede definir de varias maneras. Sin embargo, para aproximarse a una definición general, deben quedar claros varios aspectos, como ¿por qué se elabora un plan de manejo?, ¿qué debe contener? y ¿cómo se debe ejecutar? Para definir un plan de manejo también es importante tomar en cuenta al grupo meta principal y la situación actual de manejo en que se encuentra el área protegida. Y, antes de iniciar el proceso de elaboración, es indispensable preguntarse ¿cuál es la situación de partida?, ¿qué recursos humanos y financieros hay disponibles? y ¿cómo queremos elaborar y ejecutar el plan de manejo?



Alcance geográfico
de la planificación


El alcance geográfico de las acciones propuestas para el manejo de un área protegida depende de los objetivos de conservación, de los actores que intervienen activa o pasivamente y de los grupos o personas afectadas por el área protegida. Fuera del área protegida en sí, se pueden diferenciar la "zona de vecindad" y la "zona de influencia", que más bien son conceptos utilizados para definir el alcance de las estrategias de manejo, con la intención de cumplir con los objetivos de conservación de un área protegida.

Zona de vecindad

Es la zona en la cual la situación económica de los habitantes se ve directamente afectada por las disposiciones legales y/o actividades de manejo del área protegida. Por ejemplo, antes de la declaración del área protegida, los habitantes de la región disfrutaban del uso libre de los recursos naturales por medio de la caza, pesca, recolección, etc. De esta manera el manejo de la zona de vecindad es de vital importancia para la situación socio-económica de sus habitantes y requiere de medidas para fomentar un desarrollo socio-ambientalmente sostenible y la aceptación del área protegida.

Zona de influencia

La zona de influencia es un término que no define una región geográficamente determinable en el sentido de un área con límites. Más bien implica que se debe tomar en cuenta a todos los actores que tienen una relación funcional con el área protegida. Por ejemplo, incluye las empresas de turismo con sedes en la capital y empresas forestales transnacionales que desarrollan actividades en la región.
A diferencia de las zonas de "vecindad" y de "influencia", un área protegida y su zona de "amortiguamiento" forman parte del ordenamiento territorial regional y/o nacional:

Área protegida

Un área protegida es una superficie de tierra y/o mar especialmente consagrada a la protección y el mantenimiento de la diversidad biológica, así como de los recursos naturales y los recursos culturales asociados, y manejada a través de medios jurídicos y otros medios eficaces.10

Zona de amortiguamiento

El término "zona de amortiguamiento" se refiere a una zona periférica de un área protegida, donde se establecen restricciones al uso de los recursos o se toman medidas especiales de desarrollo, para acrecentar el valor de conservación del área.11 Es una región o espacio con objetivos de conservación para minimizar los impactos negativos que provienen de afuera sobre un área protegida.

 



Alcance geográfico del Plan de Manejo de la Reserva Científica Loma Quita Espuela,
República Dominicana


La Reserva Científica Loma Quita Espuela, ubicada en la región nordeste de la República Dominicana, está destinada a conservar el mayor reducto de bosque nublado del país. Es co-administrada por la Subsecretaría de Áreas Protegidas y Biodiversidad, entidad rectora de las áreas protegidas, y por la organización no gubernamental Fundación Loma Quita Espuela. La conservación del bosque nublado constituye un reto debido, por un lado, al avance de transformación de hábitats a causa de actividades agrícolas y ganaderas, y por otro lado, a la gran resistencia de los moradores locales al establecimiento del área protegida. Dicha resistencia se explica en gran parte por sentimiento del maltrato hacia moradores locales, en tiempos pasados, en actividades de manejo en otras área protegidas del país.

En un proceso participativo entre distintos actores se formuló en 1997 el plan de manejo de dicha Reserva. El alcance geográfico definido fue el área protegida en sí, con unos 72 km2, y una Zona de Amortiguamiento / Zona de Vecindad, de unos 128 km2. Así, el plan de manejo tiene dos componentes claramente identificados: a) Programa de Manejo del Área declarada como Reserva Científica, b) Programa de la Zona de Amortiguamiento / Zona de Vecindad.

El área de la reserva fue diferenciada en cinco zonas de manejo: Zona científica, zona de uso especial, zona de usos contradictorios, zona de uso social regulado y zona de recuperación. Las actividades a ser llevadas a cabo allí se agruparon en tres sub-programas: a) Protección, b) Educación Ambiental y Ecoturismo, c) Investigación y Cooperación Científica.

Para la Zona de Amortiguamiento / Zona de Vecindad no se llevó a cabo una zonificación rigurosa, sino que se llegó a acuerdos con las comunidades sobre las modalidades de uso y restricciones en las áreas externas próximas a los límites de la Reserva. Para el trabajo junto a las comunidades se definió un Programa de Desarrollo Comunitario, integrado por cuatro sub-programas: a) Educación y Organización Comunitaria, b) Agricultura Sostenible y Producción Animal, c) Producción e Investigación Forestal, d) Salud Comunitaria. En la ejecución de estos sub-programas se coordinan actividades con distintas instituciones, líderes y grupos comunitarios con intereses allí.

A pesar de los múltiples obstáculos vencidos y que faltan aun por vencer para lograr un buen uso y conservación de la Reserva, la inclusión de la Zona de Amortiguamiento / Zona de Vecindad como parte integral del plan de manejo del área protegida ha sido una de las mejores herramientas que han contribuido al éxito logrado hasta entonces. El apoyo y participación por parte de los comunitarios para la protección de la reserva ha sido notorio
.12



Construyendo un plan para el manejo:
la fase preparatoria


"Con algo hay que empezar." Hasta que se haya desarrollado un plan para un manejo de manera participativa, que cumple con las funciones y expectativas, un equipo de inicio debe tomar la iniciativa para una fase preparatoria. Durante la construcción e implementación, los instrumentos de manejo van a "crecer" paralelamente con la consolidación de la gestión del área protegida.

 

 


Fig.#4 Incremento en la Capacidad de Gestión



Usualmente, la fase preparatoria genera suficiente información como para definir las primeras actividades de manejo. Si faltan información o conocimientos específicos, las actividades por definir en la planificación estratégica pueden llenar esos vacíos. De esta manera, con el incremento de la información y participación, también incrementa la capacidad de gestión del área.

Un equipo de inicio (comité impulsor, comité de lanzamiento, etc.) es un grupo pequeño, formado tal vez por unas 4 o 5 personas, que acepta hacerse cargo de la fase preparatoria de los procesos relacionados con el plan estratégico o el plan de ordenamiento. Debe estar integrado por personas que conozcan la temática de la conservación y que además se sientan identificados con ella, para que tengan la suficiente dedicación a su trabajo entendiendo la conservación como un pilar del desarrollo sostenible siendo ella conectada estrechamente con aspectos político-legales, sociales y económicos. Además es conveniente que al menos uno de los miembros del comité conozca el área muy bien. Este grupo debe mantenerse unido una vez haya iniciado el respectivo proceso, y puede tener como integrantes a un líder comunitario, un funcionario, un miembro de una ONG, un miembro de un proyecto en la región, etc. Lo más importante es que la población local y los actores involucrados con el área protegida tengan confianza y sientan que pueden comunicarse con al menos una persona del equipo de inicio, aún si no se sienten directamente representados por ella. Algunas características clave que deben tener los miembros del equipo son: diversidad, credibilidad, motivación personal y una excelente capacidad de comunicación. Algunas cualidades para el equipo en sí, son: ser activo, eficiente, justo, multidisciplinario y transparente en la toma de decisiones; actuar en base al consenso y la colaboración; estar decidido a impulsar pero no a dirigir o dominar el proceso de elaboración del plan estratégico o plan de ordenamiento. Las tareas del equipo de inicio son:13


Definir el alcance de trabajo

El equipo de inicio deberá definir tanto el producto como el efecto esperado del proceso. Es muy importante tener claro si se quiere un plan estratégico, un plan de ordenamiento, o ambos. El equipo deberá elaborar un plan de trabajo en el cual se defina con quién, dónde y sobre qué aspecto es necesario reunirse, parecido o igual a un plan operativo anual (POA).

Reunir información y herramientas de trabajo sobre los principales aspectos ecológicos y sociales

El equipo de inicio puede empezar su trabajo reuniendo información para tener un mejor entendimiento de los territorios y paisajes de la región. Especialmente para áreas protegidas de gran extensión, es útil definir unidades de gestión que tengan cierta homogeneidad por su carácter cultural (territorio) o geográfico (paisaje). Esa tarea puede, pero no tiene que, culminar en un compendio descriptivo sobre la región (ver capítulo sobre compendio descriptivo).


Identificación de Actores e Interesados a involucrarse
en el Proceso, Costa Rica


En general, comunidades, organizaciones, grupos sociales e individuos tienen un interés directo, importante y específico en el manejo del área protegida. Por ejemplo:14

Grupos locales: deben representar los diferentes sectores de empleo, usuarios de recursos naturales y género (jóvenes, ancianos, mujeres y hombres).

Miembros y representantes de organizaciones sociales y del sector privado relacionadas con el área protegida: se refiere a las cooperativas, asociaciones e instituciones de desarrollo, aportando ideas, opiniones y llegando a acuerdos, que son muy importantes en el futuro manejo del área.

Funcionarios de la Dirección del Sistema Nacional de Áreas Protegidas: la intervención del personal directivo es básica en la determinación del inicio del proceso.

Personal técnico vinculado directamente con la gestión del área protegida: están directamente involucrados, tanto en la elaboración como en la ejecución de los programas.

Representantes de instituciones regionales: tales como las municipalidades, gobernaciones, universidades, etc. Su papel es esencial en la coordinación y realización de programas.

Representantes de organizaciones no gubernamentales: tales como organizaciones conservacionistas o donantes. Su participación se relaciona con el aporte y demanda de recursos (económicos, personal técnico, investigadores, etc.).

Consultores: si la capacidad identificada en el área o en el Sistema Nacional de Áreas de Conservación para realizar el plan es reducida, firmas consultoras o consultores individuales pueden participar en el proceso. Su participación será esporádica y se restringirá al desarrollo de aspectos específicos del plan.


Reunir informaciones sobre la base legal y política del área protegida

La institución rectora debe tener un compendio de toda la legislación relacionada con áreas protegidas en general, que se debe complementar con la legislación y los acuerdos existentes sobre el área protegida en particular. El manejo se basa en, y usa como punto de partida, la legislación y la declaratoria del área. Es importante llevar a cabo la planificación dentro de un marco político y legal reconocido, y suficientemente específico. Sin un marco político claro para orientar el plan estratégico y operativo, se corre el riesgo de que los equipos de inicio definan políticas diferentes para un mismo tema, prestándose a distintas interpretaciones y orientaciones de manejo en las diferentes áreas protegidas (ver capítulo sobre compendio de leyes, normas y acuerdos).

Lanzar y mantener iniciativas de comunicación social/ambiental

Las iniciativas de comunicación social/ambiental son básicamente un flujo continuo de información y diálogo entre el equipo de inicio y los actores. Puede ser iniciado con cualquier evento específico (una feria, una fiesta pública, una asamblea de la comunidad, una función de teatro ambulante, etc.), pero debería incluir también un componente duradero, con el fin de responder a las necesidades de comunicación que se manifiesten con el tiempo. En la fase de preparación, la comunicación social promueve un entendimiento crítico de la necesidad, los objetivos y el proceso de elaboración de un plan estratégico o de ordenamiento. Sirve para contestar preguntas clave como ¿para qué necesitamos el área protegida?, ¿qué funciones cumple y qué servicios ofrece?, ¿qué es un plan estratégico y que es un plan de ordenamiento (zonificación) del área?, ¿es necesario hacer esto aquí?; y si es así, ¿cómo lo ponemos en marcha?

Para empezar, el equipo de inicio puede identificar el espacio y la manera en la cual los actores discuten y cómo se ocupan de los asuntos del área protegida. En lo posible, habría que identificar y eventualmente utilizar esos medios (canciones, conversaciones informales y cabildos, narraciones orales, sermones en el templo o dibujos en paredes) y ese espacio para transmitir la información, junto a otros medios de comunicación. Como la comunicación ambiental tiene que ser comprensible para la sociedad en general, es posible que el equipo de inicio deba dejar de utilizar algunos de sus medios de comunicación convencionales preferidos (panfletos, discursos con altavoces, etc.) y valerse de otros más creativos y efectivos (un juego para desarrollar la conciencia ambiental, una lotería en el mercado local, etc.). Se aconseja usar una mezcla de diversos medios, para poder alcanzar y motivar a los diferentes grupos y sectores de la sociedad. Otro aspecto importante que se debe tener en mente es que los canales de comunicación deben promover el diálogo y la discusión, evitando "enseñar" o "predicar".  

Es importante señalar que puede pasar mucho tiempo antes de llegar al punto en el cual exista un entendimiento, y sea posible planificar "participativamente" o "negociar" entre los actores.

Apoyar a los actores para que se organicen

Para participar en el proceso de elaboración del plan estratégico o del plan de ordenamiento, los actores deben llegar a un consenso interno sobre los valores, intereses e inquietudes que quieran llevar adelante. También tienen que elegir personas que los representen frente a otros actores. Para algunos, como por ejemplo los funcionarios de una organización gubernamental, esto puede estar establecido. Pero para otros, por ejemplo miembros de una comunidad de campesinos recién establecida en la frontera agrícola, puede significar una inversión de tiempo y requerirá algún tipo de facilitación y apoyo externo.

Preparar los eventos de planificación

El equipo de inicio tiene que tener claro cómo llevar u organizar los diferentes pasos y eventos de los procesos conjuntamente con los actores. Además, debe saber cuándo es necesario repetir o profundizar algún aspecto de la elaboración del plan estratégico o del plan de ordenamiento.