Plan de ordenamiento


En el plan de ordenamiento dentro de las áreas protegidas, comúnmente conocido como la zonificación, durante mucho tiempo se ignoraron las realidades sociales. Sin embargo la presencia humana siempre fue clave en las definiciones de las diferentes zonas de manejo para dichas áreas. Cuando se discutieron, por ejemplo, los criterios que debe cumplir un parque nacional, los principios básicos y explicaciones de la UICN, publicados en 1963, destacaron que "Suele ser imposible encontrar una definición para un área, aplicable sin restricciones a toda el área. Por lo tanto, es indispensable dividir el parque en zonas. Para cada zona se determinarán las actividades permitidas y prohibidas".17

Por consiguiente, el producto esperado de un plan de ordenamiento (zonificación) es un documento, acompañado de mapas, en el cual se hace constancia de los acuerdos alcanzados sobre el uso de un espacio determinado dentro del área protegida. El efecto esperado es la resolución de conflictos entre los diferentes intereses de uso y la existencia de una herramienta para controlar aquellos actores que no quieren respetar las decisiones tomadas a nivel nacional, regional y local a favor del área protegida.


La Vivienda dividida en Zonas:
Ejemplo popularizado por Inparques, Venezuela


Cada vivienda cuenta con diferentes zonas o áreas determinadas que se distinguen por la actividad que ejerce el ser humano en ellas. Por lo general tenemos una zona para la preparación de alimentos (cocina), una zona para comer (comedor), una zona para dormir (dormitorio) y una zona para la limpieza (baño). Cada zona está equipada de acuerdo a la actividad que se desarrolla en ella, respectivamente: cocina, mesa de comedor, colchón y grifo de agua. Es decir que la definición de zonas (zonificación) es un concepto intuitivo que obedece a un proceso bastante tradicional y común en todas las culturas.

Para que cada zona pueda cumplir con sus tareas específicas, los habitantes suelen convenir reglas de comportamiento formales o informales para cada zona. Por ejemplo, no se duerme en la cocina, no se come en el baño, no hay como lavarse en el dormitorio. Por ello, muchas veces, los acuerdos están basados en determinantes funcionales que deben ser comprensibles para todos. Adicionalmente, un grupo de personas puede convenir reglas y condiciones adicionales si lo considera apropiado para una convivencia más armónica. Por ejemplo, pueden decidir que la mesa debe ser levantada inmediatamente después de la comida para lavar los platos y que no se puede fumar en el comedor. Para las personas que no las quieren respetar, las reglas pueden tener el carácter de una restricción severa; mientras que los demás las entienden como una herramienta para evitar el caos y asegurar un desarrollo ordenado en su espacio.



¿Por qué la definición de zonas?

"Cada zona debe cumplir su tarea específica". La zonificación en el interior de una vivienda es un ejemplo fácil de comprender y puede servir para iniciar una discusión con diversos grupos de actores, sobre el modo o reglas de uso de un área.

La demarcación de zonas se vuelve útil para el manejo de áreas protegidas cuando:

- las condiciones espaciales de un área la predestinan para una actividad determinada y se quiere asegurar el aprovechamiento de las potencialidades y oportunidades; y/o
- la existencia de intereses diferentes en ese espacio implica conflictos potenciales. En el último caso dos preguntas resultan claves para el cumplimiento de los objetivos de conservación: a) ¿Qué objetos naturales del área (animales, plantas, formaciones rocosas, cuevas, caídas de agua, manifestaciones culturales relacionadas con los objetos naturales, etc.) se caracterizan por su atractivo, rareza o fragilidad? b) ¿Qué factores (actividades humanas, introducción de sustancias nocivas, etc.) amenazan la existencia de esos objetos naturales?

Es decir, se debe convenir "qué" se quiere proteger, "con quién", "de quién" o "de qué" y "porqué".

Sin embargo, mientras que los actores que tienen intereses en un área determinada no sientan la necesidad de crear zonas y reglas para sus actividades; ya sea porque el uno no le molesta al otro, o porque no se ha reconocido el peligro que pesa sobre algún recurso u objeto natural o cultural, será muy difícil lograr acuerdos y reglas respetadas por todos. Sólo utilizando buenos argumentos y de relevancia para los actores se podrá convencerlos de la necesidad de proteger el área y los objetos naturales que ahí se encuentran. Elaborar una zonificación es un trabajo sumamente participativo que puede durar años, dependiendo de las circunstancias y tamaño del área y la actitud de los diferentes actores. Cada vez que se logren acuerdos de uso con un grupo se debe archivar en el "compendio de leyes, normas y acuerdos.

En el proceso de elaboración participativa de una zonificación se deben trabajar cinco elementos:

- la definición conjunta de la visión del área protegida en su totalidad, y de cada una de sus zonas,
- la delimitación espacial de las diferentes zonas; es decir, la definición de las áreas en las cuales se aplicarán las disposiciones a definirse en el paso siguiente,
- el acuerdo sobre reglas detalladas de uso para las diferentes zonas y recursos naturales del área, especialmente las plantas y animales en peligro de extinción,
- la definición de la manera en la cual se llevará el monitoreo del cumplimiento de lo acordado, y quién lo ejecutará,
- la definición conjunta de mecanismos de sanción para asegurar el respeto de las reglas acordadas por todos los actores.

Diferentes escalas de ordenamiento

El ordenamiento de un espacio se puede realizar tomando en cuenta diferentes ámbitos con sus enlaces verticales y horizontales:

- en el ámbito nacional y regional el ordenamiento territorial prevé, por ejemplo, zonas industriales, zonas agrícolas, áreas recreativas y áreas protegidas. En el último caso, cumple con el aspecto de la conservación de la naturaleza a través de la declaratoria de áreas protegidas con sus diferentes categorías,
- en el interior de las áreas protegidas, mediante la definición de diferentes zonas de manejo, cuya ubicación y función suelen estar fijadas en el plan de ordenamiento,
- a nivel de finca, definiendo zonas para la ganadería, agricultura, el manejo forestal, etc. y sus correspondientes reglas de manejo.


Fig.#8 Enlaces verticales y horizontales en la Planificación de Uso del Suelo (PUS)




Zonificación y categorías de manejo

En la mayoría de los países las leyes de conservación de la naturaleza y de ordenamiento territorial distinguen entre diversas categorías de áreas protegidas. En el caso ideal, sus definiciones y disposiciones legales cubren toda la gama de intereses de conservación y uso.

A pesar de las más de 140 denominaciones que definen, en los países alrededor del mundo, los diferentes tipos de áreas protegidas, es posible reducirlas en la esencia de sus objetivos a las siguientes seis categorías de manejo:18

I. Reserva Natural Estricta / Área Natural Silvestre
II. Parque Nacional
III. Monumento Natural
IV. Área de Manejo de Hábitat/ Especies
V. Paisaje Terrestre y Marino Protegido
VI. Área Protegida con Recursos Manejados

Tal como se observa en la descripción de las categorías de áreas protegidas, el grado de intervención humana tolerable aumenta continuamente desde la categoría I hasta la categoría VI. En general, las categorías I a III son clasificadas como áreas de más estricta protección, mientras que de las categorías IV a la VI el ser humano es considerado parte integral del área protegida. En sus anotaciones acerca de este sistema, la UICN insiste fuertemente en que la clasificación de estas categorías no representa una valoración de su importancia. Todos los tipos de áreas protegidas son importantes y sus funciones a nivel nacional, regional y local se complementan.

La elección de la categoría adecuada de manejo de un área protegida determinada debería hacerse en base a una evaluación realista de la situación bio-física, socioeconómica e histórica; y debe corresponder a la determinación del objetivo definido para el área. La declaración de un área estrictamente protegida, excluyente de todo uso humano en un área poblada o con uso de los recursos naturales, puede resultar contraproducente, obstaculizando el manejo diario, y limitando las posibilidades de trabajar con la población local. Para evitar tales problemas, la combinación de diferentes categorías de áreas protegidas se presta para ser usada como instrumento de ordenamiento territorial. Argentina, por ejemplo, combina los "parques nacionales" estrictamente protegidos con "reservas naturales" que permiten el uso humano, siendo estas últimas también administradas por la entidad responsable de los parques nacionales. Similarmente, en Perú se combinan diferentes tipos de áreas protegidas, administradas por una entidad que permite coordinar el manejo de áreas de uso "indirecto" y de uso "directo".


Áreas de Uso indirecto y de Uso directo, Perú


De acuerdo a la naturaleza y objetivos de cada Área Natural Protegida, se asignará una categoría que determine su condición legal, finalidad y usos permitidos. Las Áreas Naturales Protegidas contemplan una gradualidad de opciones que incluyen:


- Áreas de uso indirecto: Son aquellas que permiten la investigación científica no manipulativa, la recreación y el turismo, en zonas apropiadamente designadas y manejadas para ello. En estas áreas no se permite la extracción de recursos naturales, así como modificaciones y transformaciones al ambiente natural. Son áreas de uso indirecto los Parques Nacionales, Santuarios Nacionales y los Santuarios Históricos.

- Áreas de uso directo: Son aquellas que permiten el aprovechamiento o extracción de recursos, prioritariamente por las poblaciones locales, en aquellas zonas y lugares y para aquellos recursos definidos por el plan de manejo (respectivamente plan de ordenamiento, anotación del editor) del área. Otros usos y actividades que se desarrollen deberán ser compatibles con los objetivos del área. Son áreas de uso directo las Reservas Nacionales, Reservas Paisajísticas, Refugios de Vida Silvestre, Reservas Comunales, Bosques de Protección, Cotos de Caza y Áreas de Conservación Regionales.
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Zonificación en el interior de áreas protegidas

Si la zonificación, como instrumento de manejo, quiere ser más que un simple análisis del potencial de la tierra, es necesario establecer acuerdos y reglas de uso. En principio, esto se puede lograr con cualquier grupo poblacional y con los diferentes actores de un área determinada. Para que los acuerdos se vuelvan obligatorios para todos y para poder aplicar mecanismos de sanción en caso de falta de respeto a lo establecido, se deben fijar acuerdos por escrito, firmados por los representantes debidamente autorizados.

Estos acuerdos deben ser respaldados por la política, y en lo posible por la legislación relevante a áreas protegidas. Tomando nuevamente el ejemplo de Perú, el artículo 23 de la Ley de Áreas Naturales Protegidas establece que:

"independientemente de la categoría asignada, cada área deberá ser zonificada de acuerdo a sus requerimientos y objetivos, pudiendo tener zonas de protección estricta y acceso limitado, cuando así se requiera. Las Áreas Naturales Protegidas pueden contar con: Zona de Protección Estricta (PE), Zona Silvestre (S), Zona de Uso Turístico y Recreativo (T), Zona de Aprovechamiento Directo (AD), Zona de uso Especial (UE), Zona de Recuperación (REC) y Zona Histórico-Cultural (HC). Entre estas, cabe destacar la posibilidad de crear una Zona de uso Especial (UE), que consiste en espacios ocupados por asentamientos humanos preexistentes al establecimiento del Área Natural Protegida, o en los que por situaciones especiales, ocurre algún tipo de uso agrícola, pecuario, agrosilvopastoril u otras actividades que implican la transformación del ecosistema original."


Zonificación a nivel de finca

La zonificación a nivel de finca o plan de manejo predial no tiene ningún oponente, por lo cual no se tiene que buscar un acuerdo entre los actores. Por tal razón hasta cierto punto la planificación tradicional es aplicable en ese caso. Es un ejercicio desarrollado por el propietario para utilizar su finca de la mejor manera ecológica y económicamente sostenible. Esta zonificación diferencia los espacios de acuerdo a la calidad del suelo, las pendientes, el drenaje, la disponibilidad de agua, etc., y toma en consideración disposiciones legales nacionales o regionales como derechos de camino, franjas boscosas alrededor de los riachuelos, etc.

Dificultades, factores de éxito y recomendaciones en el proceso de zonificación

Los participantes del Taller Internacional sobre Planes de Manejo, realizado en la Isla Taboga, Panamá (2001), identificaron una serie de dificultades, factores de éxito y recomendaciones para el proceso de zonificación u ordenamiento de áreas protegidas:

Dificultades: Existe poca comprensión sobre el concepto de zonificación en términos socio-culturales. Por consiguiente, la zonificación obedece comúnmente a los criterios netamente biológicos o físico-geográficos y generalmente no corresponde al uso de los recursos por parte de los moradores del área. Esta falta de criterios culturales y socioeconómicos representa una fuente segura de conflictos. Adicionalmente, la zonificación suele ser inflexible frente a situaciones específicas por lo cual tiene baja aplicación como instrumento de manejo. En cuanto a los límites de las zonas, frecuentemente ocurren problemas al momento de delimitarlas claramente en el campo y de incluir las zonas aledañas al área protegida. Al sumarle a esto el hecho de que los planificadores no siempre comprenden que la zonificación no es una categorización descriptiva, sino que obedece a prescripciones de manejo, y que la nomenclatura de las distintas zonas es muchas veces confusa, podemos concluir que las zonas no siempre son operadas efectivamente.

Factores de éxito: Para evitar las dificultades mencionadas anteriormente y lograr un manejo efectivo del área protegida, es necesario zonificar según los objetivos de conservación. Pero, la zonificación no debe estar limitada al área protegida en sí, sino que deberá contemplar el desarrollo potencial de las zonas de amortiguamiento y de vecindad. En cuanto al aspecto participativo, es necesario alcanzar acuerdos, normas y consensos con los actores locales, empleando canales de comunicación claros y efectivos.

Los acuerdos generados por la zonificación deben ser accesibles y entendibles para todas las personas involucradas, para lo cual es indispensable contar con información adecuada y delimitaciones claras en el campo. A la vez, debe haber un marco legal e institucional que permita flexibilidad en el uso de este instrumento de manejo.

Recomendaciones

En función de los problemas identificados y los factores de éxito definidos se puede llegar a las siguientes recomendaciones:

- La zonificación debe realizarse con los recursos disponibles y según la situación real de los actores de cada área protegida. 

- Se debe tomar en cuenta tanto el pasado (los usos de consumo y de no-consumo de recursos naturales) como el futuro (potencial desarrollo demográfico y económico).

- Se debe discutir la importancia de la zonificación con los actores involucrados (¿para qué, por qué, con quién y quién define el procedimiento en la zonificación?).

- Es necesario alcanzar un consenso de las visiones de desarrollo entre los actores.

- La zonificación debe mantener estrecha relación con los objetivos y categorías del área protegida.

- Se debe entender la zonificación como un proceso acordado entre usuarios o actores. Se puede utilizar el proceso de zonificación para validar las zonas con los actores.

- Es indispensable mapear las zonas, dando a conocer los límites entre los actores, muy principalmente en áreas críticas desde el punto de vista de conflictos sociales.

- Las cláusulas de flexibilidad deben ser discutidas y consensuadas por escrito.

- Se debe emplear una descripción clara y entendible.

- Se deben considerar las áreas aledañas (zonas de amortiguamiento y de vecindad) y los corredores biológicos al momento de zonificar.

- El marco legal debe ser adecuado a la situación particular del área protegida.



Zonificación en la Reserva de Producción Faunística
de Cuyabeno, Ecuador


A pesar de que cada proceso de zonificación tiene su propio método y dinámica, el siguiente ejemplo de la elaboración de zonas con las comunidades indígenas en la Reserva de Producción Faunística de Cuyabeno, Ecuador, es una muestra de los pasos relevantes de este proceso.

La Reserva de Producción Faunística Cuyabeno, ubicada en la cuenca amazónica del Ecuador, es administrada por el Ministerio del Ambiente (M.A.), entidad estatal encargada de áreas protegidas. Cuatro grupos indígenas (Siona-Secoya, Cofán, Quichua, Shuar) viven en el interior de esta área. La política del M.A. se basa en un manejo común de los acuerdos con el fin de compartir la responsabilidad de conservar el bosque tropical con los grupos mencionados. El interés del M.A. en este acuerdo se basa en el deseo de tener aliados definidos frente a invasores potenciales y reales que amenazan la zona núcleo del área protegida, tales como la industria petrolera, la industria maderera, nuevos colonos y algunas empresas de turismo. Las comunidades indígenas quieren, a su vez, conservar sus derechos garantizados sobre sus tierras ancestrales para reforzar su posición frente a los invasores. El M.A. y las comunidades indígenas persiguen un objetivo común: conservar el bosque tropical. En este caso, la zonificación sirve como medio para documentar las áreas en las cuales se permiten ciertas actividades y la manera en la cual éstas se pueden desarrollar. Haciendo referencia a los acuerdos firmados y las alianzas formadas, se pudo, entre otras cosas, evitar el avance de la industria petrolera en esta área.

La elaboración participativa de la zonificación del área protegida, realizada en Cuyabeno entre 1992 y 1996, se basó en los siguientes pasos:

1. En una reunión, el jefe de la Reserva y un representante de la autoridad nacional encargada de la conservación de la naturaleza, presentó a cada uno de las diferentes comunidades la idea de crear un acuerdo y de convenir los usos respectivos, manifestados espacialmente en forma de zonificaciones. (Con el ejemplo de la zonificación de una vivienda se explicó el sentido y el objetivo de la zonificación a los miembros de las comunidades).

2. Una vez logrado el consenso sobre el procedimiento un consultor en estrecha coordinación con la comunidad elaboró un inventario de las formas actuales de uso de los recursos naturales y las necesidades de espacio de los diferentes miembros de la comunidad, para luego marcar en un mapa las áreas principales y aquellas negociables para la conservación de la naturaleza así como las zonas para uso de la comunidad. Las técnicas e instrumentos principales del consultor fueron conversaciones individuales, cartografía de usos y del terreno. El tiempo requerido, en este caso, con comunidades de aproximadamente 20 unidades familiares, fue aproximadamente un mes por comunidad.

3. El consultor presentó a la administración de la Reserva una propuesta de zonificación que, en su opinión, coordinaba los intereses de los miembros de la comunidad con los de la conservación de la naturaleza; y destacó los conflictos de uso potenciales o existentes.

4. En una reunión, la administración de la Reserva presentó esta primera propuesta de zonificación con un borrador para su reglamento de uso a los miembros de la comunidad. Como medio esencial de comunicación se utilizaron los mapas de zonificación. Una copia de todo el material documentado permaneció en la comunidad con el fin de que el grupo pudiera analizar y discutir la propuesta independientemente y con calma.

5. En una nueva asamblea, convocada por la comunidad después de haber logrado el consenso interno, un representante del grupo indígena expuso las necesidades de cambio que solicitaba su comunidad. Estas necesidades fueron analizadas, discutidas y negociadas con representantes de la administración de la Reserva.

6. Se presentó una nueva propuesta de zonificación a la comunidad, exponiendo paralelamente la propuesta anterior con el fin de comparar.

7. Los pasos 5 y 6 fueron repetidos varias veces hasta alcanzar un consenso entre los miembros de la comunidad, por un lado, y entre la comunidad y la administración del área protegida por otro.

8. La propuesta de zonificación negociada fue presentada a las comunidades vecinas y se negociaron los puntos críticos (en este caso las zonas recreativas y de uso común, los derechos de caza y de tránsito.)

9. En un acto solemne, las partes firmaron el acuerdo definitivo de zonificación ante testigos: representantes de las comunidades vecinas, instituciones estatales y no-estatales, proyectos, etc. Uno de los aspectos más importantes en Cuyabeno fue la fiesta, gracias a la cual la conclusión exitosa de las negociaciones se convirtió en un acontecimiento "inolvidable".

10. La zonificación se publicó y se demarcaron conjuntamente los puntos críticos en el terreno. Con los mapas correspondientes se informó a todos los agentes potencialmente afectados por los acuerdos de uso; en el caso de Cuyabeno las empresas de turismo, la industria petrolera y los institutos de investigación. Se comunicaron las sanciones del caso y se pidió el respeto de las reglas convenidas.

11. Se inició un seguimiento del proceso de zonificación y los acuerdos correspondientes, utilizando medidas para fortalecer la confianza. Por ejemplo, regularmente se realizaron juegos ecológicos para los niños, se prestó apoyo para la creación de una infraestructura turística comunal, se ofrecieron capacitaciones relacionadas con el turismo para los habitantes de las comunidades, se analizó y eventualmente se revisó la zonificación.

En el caso de Cuyabeno, el proceso de zonificación y la conclusión de los convenios demoró, según las comunidades, de uno a dos años. Tres razones explican este hecho:

- Debido a la anterior política restrictiva de protección, que excluía a la población, las relaciones entre la administración del área protegida y las comunidades no fueron muy buenas desde el principio.

- Por razones logísticas, los encuentros con las comunidades sólo se realizaron cada tres meses, debido específicamente a que las comunidades están muy distantes una de otra; hay una falta de medios y equipos para traslados como canoas, motores, gasolina o personal del parque; o a la ausencia de líderes comunitarios. Sin embargo, estos retrasos también fueron ventajosos porque se pudo reflexionar sobre muchas ideas con mayor profundidad, porque hubo tiempo para discutir sobre el trabajo dentro de la comunidad y la gente no se cansó de asistir a tantas reuniones.

- Durante el trabajo no siempre se llegó a un acuerdo rápidamente. Un ejemplo fue la demanda de una de las comunidades que deseaba talar grandes cantidades de madera dentro del área protegida con fines comerciales, una demanda inaceptable para las autoridades dado que atentaba en contra del objetivo principal de conservación del área. Las negociaciones oficiales fueron entonces suspendidas por nueve meses, hasta que la comunidad pidió retomarla, ya que había aceptado que inclusive sin este derecho el acuerdo beneficiaría el desarrollo de sus actividades.
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La interrelación entre los cuatro instrumentos
para el manejo

Esta sección del documento consiste en dos ejemplos explicativos para demostrar que la separación y diferenciación del plan de manejo tradicional en instrumentos independientes ya es aplicada en algunos países, como por ejemplo en Colombia y Guatemala. Los componentes descritos por la Unidad Administrativa de Parques Nacionales de Colombia y el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) de Guatemala son parecidos a los cuatro instrumentos propuestos en este documento. Por consiguiente, esta sección pretende demostrar la interrelación entre ellos.


Estructura general de un Plan de Manejo, Colombia


El plan de manejo, en términos conceptuales, debe tener una estructura que permita allegar y manejar la información que determina las acciones de manejo del Área Protegida de acuerdo con sus objetivos de conservación. Los contenidos, es decir la información temática, así como los procedimientos metodológicos, difieren dependiendo del momento: si se esta construyendo el plan (fase preparatoria) o si se está implementando (ejecución y monitoreo). Es decir, construir el plan de manejo implica pasos metodológicos y aspectos conceptuales de índole diferentes a los comprometidos en la ejecución y cumplimiento de un plan de manejo propuesto.

Con esto, en el proceso de planificación cada uno de los componentes del plan de manejo debe responder, en primera instancia, a la construcción técnica, política y metodológica del mismo y, en un segundo momento, a la ejecución, seguimiento, monitoreo y ajuste de las acciones y normas establecidas como carta de navegación para el área protegida. En este contexto cada uno de los componentes adquiere un carácter permanente, transitorio o temporal, de acuerdo con el avance del proceso de construcción / formulación.

El Plan de Manejo está estructurado en cuatro componentes fundamentales:

Componente descriptivo (corresponde al "Compendio descriptivo" del presente documento, anot. editorial): Se refiere al diagnóstico del área. Aquí se encuentra la información básica sobre la que se fundamentan, en principio, las decisiones de manejo que se adopten.

Componente de Ordenamiento (corresponde al "Plan de ordenamiento" del presente documento, anot. editorial): Comprende los ejercicios de prospectiva del área, a partir de escenarios actuales (diagnóstico), tendenciales, deseados y posibles, y entrega como producto final la propuesta de ordenamiento del área, donde se definen cada una de las zonas de manejo, así como las actividades permitidas, prohibidas y restringidas de acuerdo a su categoría.

Componente Normativo (corresponde al "Compendio de leyes, normas y acuerdos" del presente documento, anot. editorial): Plantea la reglamentación del área, a partir de los insumos derivados de los componentes descriptivo y de ordenamiento. Este componente brinda el insumo para protocolizar el plan de manejo en las diferentes instancias.

Componente Operativo (corresponde al "Plan estratégico" y el "Plan Operativo Anual" del presente documento, anot. editorial): Define la planificación del área para desarrollar los dos momentos fundamentales del plan: el de construcción y el de implementación. Se definen aquí las acciones de monitoreo, evaluación y ajuste de lo planeado.

Los cuatro componentes, por su naturaleza, actúan de manera independiente pero complementaria.21



Fig.#9 Interrelación de Componentes de un Plan de Manejo, Colombia



 


Planes Maestros con cuatro Componentes independientes, Guatemala


Dentro de los Planes Maestros surgen cuatro elementos claramente diferenciables. Tomando esto como base, se considerará el Plan Maestro como un conjunto de cuatro componentes independientes los cuales se desarrollan de manera individual, pero que guardan una fuerte interrelación. Aunque diferentes en su esencia y contenido, estos ofrecen la base informativa, la acción y la regulación o reglamentación en un área protegida. Estos componentes son:

1. Componente Descriptivo: Descripción y valoración de los atributos ambientales y culturales del área protegida. Aquí se trata de exponer el resultado de los diferentes estudios, documentos, informes, etc. Es un procedimiento que tiene como objetivo extraer aquellos datos que supongan utilidad para el manejo real del área, sea este de tipo biológico, social, administrativo, práctico.

2. Componente Consideraciones de Manejo: Identifica los objetivos primarios de conservación del área, como guía fundamental para la elaboración del documento; determina las amenazas y conflictos e indica la zonificación con el fin de presentar de una manera integral y rápida una radiografía del área.

3. Componente Operativo: Es la parte del plan en el que se configura una secuencia lógica y estratégica de acción para alcanzar los objetivos del área, desarrollar sus potenciales, satisfacer determinadas necesidades para su manejo, abordar y plantear soluciones a sus principales problemas o amenazas.

4. Componente Normativo: Aspectos que tienen que ver con la reglamentación y normatividad del área. Incluye el instrumento legal que declara el área protegida, las normas específicas para cada zona de manejo y la resolución del Consejo del CONAP que aprueba el Plan Maestro y normas especiales de ser necesario.22